MARATÓN BARCELONA ´14

16.03.2014 08:30

Barcelona 16 de marzo de 2014. Había llegado el “DÍA”, el día que dos de nuestras Gacelas tenían marcado en el calendario de un  color azul, pero no cualquier azul, un azul celeste, azul gacela.

Pasaron el día anterior entre nervios y la feria del corredor, intentando imaginar ya desde ese punto como sería la carrera.

6:30 de la mañana desayuno potente, en el hotel de concentración con diferentes corredores de diferentes nacionalidades. Todos nerviosos por el gran reto. Ya en la habitación nos esperaban las camisetas, a estrenar en un gran evento como este, con el dorsal preparado desde la noche anterior.

Nuestras gacelas partieron a la línea de salida y previo calentamiento se prepararon en sus respectivos cajones.  Cada vez la tensión del momento y los nervios iban a más. Después de los minutos de espera, todos preparados y pistoletazo de salida con la música a todo trapo de las olimpiadas de Barcelona 92 (piel de gallina nada más que de recordarlo).

Una de nuestras Gacelas sufrió un pequeño percance que le desconcentro durante el primer kilómetro.  Algún graciosillo le desabrocho el pulsómetro y el primer kilómetro fue incomodo colocándose el aparato y corriendo a la vez.

Primeros kilómetros picando hacia arriba, en dos grandes avenidas en las que era fácil adelantar posiciones y encontrar tu ritmo de carrera. Casi sin darnos cuenta, ya nos encontrábamos en el kilómetro 6 (Camp Nou). Unos metros de pequeña bajada y de nuevo subida hasta el km 7,5.

Los kilómetros pasaban rápidos, nuestras gacelas llevaban un ritmo estupendo y la ciudad preciosa, pasamos por el Paseo de Gracia sobre los km 12-14, un poco más adelante sobre el   15-16 por la Sagrada Familia. Y la ciudad volcada con la carrera, nos animaban de mil maneras diferentes por nuestros nombres, por gacelas…

Poco a poco nos encontrábamos en la mitad del recorrido y con unos tiempos brutales, algo que pudo influir en la llegada del  “tío del mazo”, aunque en una carrera así, al “tío del mazo acabas viéndolo siempre.

Kilómetros 27,28 y 29, recta infernal y picando hacia arriba en la avenida diagonal, al fondo de ella se encontraba la Torre Agbar, o como la bautizamos nosotros el supositorio gigante… Pues si parecía eso un supositorio y más por el por c__o que daba el verla al fondo y que no te acercabas.  A partir de esta recta y con la pequeña subida que tenía, empezaron los síntomas de cansancio, calambres en las piernas, etc.., vamos el “tío del mazo” que venía a por nosotros. Pero hábiles nosotros dialogamos con él y le dijimos que habíamos venido desde Albacete y teníamos que acabar, le dijimos ser primos de Iniesta por si se apiadaba de nosotros pero le dio un poco igual.

Los kilómetros del 33-34 transcurrieron paralelos a la playa, fueron unos de los kilómetros más duros de los que recuerdo. Ni una triste sombra, un sol abrasador y el cansancio acumulado de toda la carrera. Poco después cruzamos Colon y el Arco del Triunfo. Cada vez quedaba menos para la meta, cada vez pesaban más las piernas, cada vez la afluencia y animación del publico era más fuerte, cada vez el reto-sueño estaba más cerca.

Y tras un giro un gran recta interminable y al fondo la plaza de España, la que era nuestro objetivo desde la salida, la que en los kilómetros duros queríamos que apareciera tras la siguiente esquina. La teníamos a tiro de piedra. La respiración costaba más, los pelos de punta y las lágrimas se querían escapar.

Tras esa rotonda la recta de meta con toda la gente gritando, música a todo trapo y la meta. Sueño cumplido ya teníamos nuestra primera Maratón. Ya no éramos unos  farfollas, ya teníamos la condición de Maratonianos.

En la línea de meta la gente se desplomaba, saltaba se abrazaba incluso sin conocerse. La mujer que me dio a mí la medalla, por ejemplo, me dio un tirón de mofletes y me dijo enhorabuena, me recuerdas a mi hijo. 

En fin una experiencia inolvidable y muy muy recomendable. Gracias a todos por los ánimos que dabais desde la distancia o desde allí. Ya fuerais conocidos o desconocidos y por ahora un descansito, pero no dudéis de que habrá que repetir la experiencia.